¿Qué es la Esperanza Viva?

23.03.2020 23:05

La esperanza es una expectativa favorable y segura de algo bueno. La esperanza viva tiene un fundamento sólido. Muchos creyentes no reciben porque no tienen expectativa. Van a la iglesia y caminan por la vida sin expectativa. El miedo es lo opuesto a la esperanza. Nos lleva a creer y esperar que algo malo vaya a ocurrir. Tenemos que cambiar esa mentalidad. Antes éramos personas negativas; ¡ahora tenemos una esperanza viva!

Otra definición de esperanza es, la manifestación total de la vida que cada creyente posee. Usted posee la vida de resurrección de Jesús. Su esperanza es que un día esa vida se manifieste de adentro hacia afuera, de forma completa, en la tierra.

La Biblia nos invita a permanecer en fe, esperanza y amor. La falta de esperanza es una de las condiciones más tristes del ser humano. La depresión viene de la desesperanza; es lo que la gente experimenta cuando considera que algo está fuera de su control.

 

Expectativa Constante

Dios opera en ciclos, así que al pasar a este año nuevo, debemos tener la expectativa que algo bueno va a suceder. En el cielo hay una expectativa constante de que Dios está haciendo algo nuevo. Nosotros debemos vivir con la misma expectativa. Si constantemente espera algo malo, no habrá diferencia alguna entre usted y la gente del mundo, cuya esperanza es abstracta y falsa. ¿Cómo caminar en expectativa constante? Debemos vivir por fe. La gente que vive por fe siempre está a la expectativa que algo bueno le va a suceder. Eso significa que no mira las circunstancias sino las promesas que por fe espera recibir.

Mientras no haga ni obedezca, no tendrá expectativa alguna. Por ejemplo,

Dios opera en ciclos,  usted no puede esperar ser bendecido financieramente si no da sus diezmos y ofrendas. Una vez que lo hace y es obediente, entonces puede comenzar a esperar algo. No puede esperar que crezcan naranjas si no se tomó el tiempo de plantar un árbol. Cuando hacemos lo que la Biblia dice, eso nos da derecho a esperar: “...porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto”. 1 Corintios 9:10

La religión le dice que no espere nada, sin embargo, la Biblia habla de vivir a la expectativa. Cada vez que usted da o siembra en la obra de Dios, diga:

“Jesús, yo espero mi cosecha”. Debe tener esperanza viva y esperar recibir una cosecha. Todo lo que siembra, espere recibirlo multiplicado. El diablo le dirá que usted es un tonto y que está perdiendo el tiempo. También le dirá que no lo siga haciendo, pero usted siga sembrando, porque tiene una esperanza viva. Si quiere una gran cosecha tiene que sembrar una gran semilla.

¡Tiene que hacer algo! Si no hace lo que Dios le dice, no espere nada. ¿Ha hecho lo que Dios le puso en el corazón, y lo que Él dice en Su Palabra? Si lo ha hecho, tiene derecho a vivir con una gran expectativa.

 

Lo esperado, lo inesperado... y más allá

Usted debe esperar lo esperado.

Espere que suceda aquello por lo que oró. Espere lo esperado y lo que Él ha dicho que ocurrirá. También debe esperar lo inesperado; es decir aquellos rompimientos que no puede anticipar, como que llegue un cheque por correo o un aumento de sueldo imprevisto. También deberíamos esperar lo que está por encima y más allá. ¿Quién le puede derrotar si tiene esa clase de esperanza?

Cambie su perspectiva y diga: Algo bueno viene hoy para mí. Deje que Jesús sea el fundamento de su esperanza. No permita que su razón mate su fe y su expectativa. En vez de eso alabe a Dios. Declare que su cosecha está en camino, y viva siempre a la expectativa de la gran cosecha que viene.

 

Apóstol Guillermo Maldonado

 

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¿Necesita a Jesús?

 

Haga esta oración: Padre celestial, yo reconozco que soy un pecador, y que mi pecado me separa de ti. Hoy creo que Jesús murió por mí en la cruz y que Dios Padre lo resucitó de entre los muertos. Me arrepiento de todos mis pecados, y voluntariamente, confieso a Jesús como mi Señor y Salvador. Renuncio a todo pacto con el mundo, con la carne y con el diablo, y hago un pacto contigo Jesús. Señor, te pido que entres a mi corazón y cambies mi vida. Si hoy muriera, al abrir mis ojos, sé que estaré en tus brazos. ¡Amén!

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